11-AUTO-CUIDADO Y TIEMPO PARA TI

La importancia del autocuidado en familias numerosas

Vivir en una casa con muchos hermanos, risas constantes, ruido (¡mucho ruido!) y mil actividades cruzadas puede ser maravilloso… pero también agotador. Y aunque a veces suene imposible, sí es necesario y posible cuidar de ti mismo/adentro del caos cotidiano.

Aquí te compartimos algunas estrategias que nos han funcionado y anécdotas que quizá te suenen familiares:


1. El rincón secreto de mamá (o papá)

En nuestra casa, mamá tiene lo que llamamos “el rincón de la calma”: una esquina de su habitación con una lámpara cálida, una butaca cómoda y su libro de turno. Todo el mundo sabe que si mamá está allí, no se le interrumpe salvo que haya sangre o fuego. ¡Y funciona! Crear un espacio propio, aunque sea pequeño, hace una gran diferencia.

Recomendación: busca un lugar silencioso (aunque sea el baño a veces 😅) donde puedas estar a solas unos minutos al día. Ese microdescanso importa.



2. Levantarse antes… o acostarse después

Sabemos que no todos somos madrugadores, pero a veces, 15 minutos antes de que el resto despierte son como oro. Un café en silencio, un poco de journaling o simplemente mirar por la ventana sin que nadie grite “¡se acabó el papel higiénico!” puede marcar el tono del día.

Otra opción es aprovechar el momento en que todos duermen para ver una serie, meditar o darte un baño largo (si no han vaciado el termo...).



3. Hobbies express

Una de nuestras hermanas mayores ama pintar, pero claro, no puede pasarse dos horas al óleo todos los días. Así que descubrió el mundo del lettering, que puede hacer en 10-15 minutos y le permite desconectar.

Idea: busca actividades breves pero que te conecten contigo mismo: tejer, escribir un diario, hacer crucigramas, colorear mandalas, escuchar un podcast divertido...



4. Respirar (de verdad)

No es broma: cuando la casa se desmadra, alguien empieza a discutir, la comida se quema y suena un vaso roto… lo único que nos salva a veces es cerrar los ojos y respirar profundamente cinco veces. Solo eso. No te da la solución, pero te permite no gritar a la primera.



5. Pedir ayuda no es debilidad

En nuestra familia, hubo una época en que todo recaía sobre una sola persona. Hasta que un día alguien dijo: “¿Y si nos organizamos?”. Ahora hacemos turnos para tareas, ratos de “libertad” para cada uno, y aprendimos que delegar es cuidar de ti




En resumen:

El autocuidado no tiene que ser egoísta ni lujoso. A veces es solo poner límites, reservarte tiempo breve pero de calidad, y recordarte que tú también eres parte importante de tu familia. Porque si tú estás bien, también puedes cuidar mejor de los demás.


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